sábado, 11 de agosto de 2018




A pesar de las veces que en el pasado habían tenido sexo nada ha sido igual, hace varios años que se conocen y su amistad siempre ha estado por encima de todo, pero aunque cuando han decidido tener sexo siempre se han reído y disfrutado juntos esa tarde es singular. Charlan como siempre, hablan de cosas del día a día, recuerdan momentos que han pasado juntos y como siempre se ríen, tienen sexo un par de veces de forma precipitada por las ganas de ambos....
Pero en medio de sus ratos de charla él le recuerda que deben retomar sus clases medio en broma, era aquel joven inexperto cuando se conocieron que decía asistir a un curso acelerado cuando se veían, pero la tarde les tenía reservada una agradable sorpresa. Encima de su mesilla está el antifaz que ella se pone en ocasiones para dormir, ¿jugamos? le dice, a ella le gusta ponérselo y han hablado muchas veces de ese tipo de juegos, pero es una clase a la que no llegaron en su momento, pero es a él a quien le propone ponerle el antifaz, siempre le ha dicho que el placer se multiplica cuando no se ve ni se toca, contesta que sí y ella le coloca el antifaz suavemente...
No puede verla y su timidez desaparece, ella tiene el poder y empieza a besarle suavemente, le acaricia, nota como él empieza a disfrutar de la situación poco a poco, se deja llevar por algo desconocido, el placer se apodera de ellos y ella le susurra al oído frases que hacen que la excitación de él vaya en aumento, el clímax se apodera de ella una y otra vez mientras él sigue dejándose llevar por ese mundo desconocido al que le ha transportado sintiendo como el placer no se va de su cuerpo, como todo se ha detenido y ella le pide más  hasta llegar a un orgasmo conjunto, momento en el que le retira el antifaz y le besa con cariño.
Ambos están de acuerdo en que ha sido el mejor desde que se conocen, vuelven las risas, bromean con sus edades y tras reponer fuerzas a pesar de que ella debe irse a trabajar y tienen poco tiempo el antifaz vuelve a su rostro, la misma sensación para ambos aún con prisas, ella le dice que se lleve el antifaz y que cuando esté a solas se toque con él puesto. Cuando llega a casa tras dejarla en el trabajo le escribe diciéndole que está agotado pero que ha sido fantástico, ambos lo necesitaban, demasiado estrés, demasiada tensión, demasiada abstinencia.
Siempre lo he dicho, los jóvenes al menos la mayoría tienen las cosas más claras y el sexo, nos sienta tan bien...